LOS TRABAJOS FORESTALES (2)

 
 

 

 
 
  Importante fue también dentro de estos trabajos la ordenación forestal llevada a cabo entre 1952 y 1954 y saber la cantidad de madera que existía en el monte de Ansó – Fago. El encargado de la ordenación fue el ingeniero de montes D. Fernando Barriendos y el trabajo consistía en contar uno por uno todos los pies, (árboles) que había de especies maderables, Pino, Haya y Abeto.
El trabajo consistía en que las cuadrillas tomaban una ladera de monte y comenzaban a ascender contando y midiendo los troncos a 1,3 metros del suelo con una forcípula.
Para conseguir un metro cúbico de madera deberían pasar unos 70 ó 100 años.
El resultado final del recuento dio 1,5 millones de pies (árboles), tras la ordenación se siguió repoblando el monte. Se repoblaron con pinos las zonas de Romendía, Forcala, Escuer, y el Monte de Fago.
La tala de madera era el otro trabajo forestal, el ICONA adjudicaba al ayuntamiento de Ansó un lote de madera que tras hacerse una subasta pública, se adjudicaba a un contratista, que a su vez contrataba a las cuadrillas de picadores y arrastradores.
A partir de los años 50 y por término medio se cortaban 10.000 m3 bianuales que se cortaban en diferentes lotes y montes y se pagaba 50 pts/m3.
También se transportó maderos con cables que funcionaban sin ningún motor, solo el desnivel del terreno y el peso de los maderos le hacía bajar desde Linza hasta Zuriza y volver de vacío, solía ser manejado por trabajadores vascos.

También bajaba un cable de Ruzquia con carbón vegetal desde primavera hasta otoño en los años 40 y hasta 1951.
El trabajo forestal, entre 1950 y 1960, daba trabajo directo a tres cuadrillas de 5 picadores. Además 8 empleos dedicados al arrastre. En la serrería un número de entre 30 y 40.
Para el transporte, entre 4 y 6 camioneros y en las carpinterías locales, unas 4 o 5 se empleaban unas 8 o 10 personas, en total unos 75 trabajadores que sumados a los 30 o 40 repobladores daban un total de entre 105 y 115 empleos. A partir de los años 60 la aparición de motosierras y la emigración hizo descender los puestos de trabajo.
La falta de proporcionar un valor añadido a la extracción de madera, apostando por una industria de transformación fue una losa para la continuidad de tantos puestos de trabajo en el valle.
En los años 60 hasta los 90 la familia Galé y los hermanos Telexea explotaron la madera en el valle.
En la serrería descendieron los empleados a unos 20 o 25 hasta su cierre definitivo en el año 2005.